martes, 15 de enero de 2013


FEYNMAN Y ARQUÍMEDES (VIDAS PARALELAS)

Del gran matemático griego Arquímedes nos han transmitido varias anécdotas, siendo las más famosas la del eureka! (otro día la cuento, ahora me interesa más la siguiente) y la de su muerte: allá que estaba nuestro grieguecillo, distraído (mientras el ejército romano asaltaba y saqueaba su ciudad) trazando figuras geométricas en la arena, cuando llega un legionario y le mata a espadazo limpio.

La anécdota suele acompañarse de consideraciones morales del tipo "la ciencia incomprendida víctima de la brutalidad (militar) y de la ignorancia bla, bla, bla...". A quien le satisface esta pequeña dosis de moralina se le suele pasar por alto un detalle: los últimos años de su vida los pasó Arquímedes en el interior de su ciudad, sitiada por legiones romanas decididas a culminar la conquista de Sicilia luego de haberse hecho los dueños de la península itálica. Este sano e imperialista propósito se vio retardado varios años por la resistencia que opusieron desde la ciudad los griegos, a quienes fue no de poca ayuda el talento de Arquímedes, cuyos conocimientos científicos le permitieron desarrollar toda una serie de armas que masacraban a los romanos durante el sitio. De modo que, cuando por fin los romanos abren brecha en las murallas y uno de ellos se encuentra con Arquímedes, no se dirige hacia él para matar a un filósofo, ni a un matématico, no... se dirige hacia él para matar al responsable máximo del desarrollo de nuevo armamento del enemigo, que durante años ha matado a sus camaradas y probablemente a punto ha estado de darle para el pelo a él mismo.

A Feynman, su asociación con el estamento militar para el desarrollo de armamento (entiéndase: proyecto Manhattan) le deparó consecuencias mucho más placenteras. Una vez concluida la Segunda Guerra Mundial y reintegrado a la vida civil, las universidades le harán muy generosas ofertas para incorporarlo a su equipo docente. Sin menosprecio por sus indudables dotes intelectuales, tal querencia por sus servicios no se debía tanto a su talla científica como al sector en que ejercía: la física nuclear se ha convertido en una disciplina de increíbles beneficios económicos vía inversiones militares.

Si Feynman hubiese sido igual de genio, pero en la botánica, en la filatelia o en la crítica teatral, las ofertas recibidas hubiesen sido muy otras...


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