miércoles, 9 de enero de 2013

"¿Acaso no has advertido realmente que aquí, entre todos los lugares del mundo, en esta soledad personal e íntima que me envuelve, he vuelto hacia ti? Todos los recuerdos de mi juventud me hablan cuando camino, igual que en la playa se quiebran bajo mis pies las conchas marinas. El estallido de cada ola despierta dentro de mí ecos remotos. Percibo el rumor de días pretéritos y, como los golpes de mar, en mi mente reaparecen en sucesión interminable antiguas pasiones. Evoco mis arrebatos, mis congojas, las rachas de deseo que silbaban como el viento en el aparejo, y anhelos desolados y vagos que se arremolinaban en las tinieblas como gaviotas en una nube borrascosa. ¿A quién debería suplicar, si no es a ti? Mi mente cautelosa recurre al alivio de pensar en ti como un polvoriento viajero anhelaría el reposo en una blanda orilla cubierta de hierba."

GUSTAVE FLAUBERT (1821-1880)


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