que si en tu olvido me hallo,
me dejarías suplicando y sollozante
bajo los cascos del caballo bayo.
O que iría a pedir a la curandera
la raíz en aguas hechizantes
y que un terrible regalo te diera:
mi preferido pañuelo fragante.
Maldito seas. Ni con mirada ni gemir
voy a rozar tu alma condenada,
sino que te juro por el Angélico Jardín,
ante el milagroso icono inclinada,
por nuestra ardiente embriaguez nocturna:
yo contigo jamás volveré nunca."
ANA AJMÁTOVA
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