domingo, 10 de febrero de 2013

"Guardé de ti mi corazón
como si al Neva lo echara...
sin alas y sin pasión
vivo ahora en tu morada.
Mas... de noche oigo crujidos
- qué es eso - en la oscuridad.
¿El susurrar de los tilos o los duendes del hogar?
Cautelosamente entran
como el agua que murmura,
al oído ardiente se pegan,
negro son de desventura.
Y murmuran como si
toda la noche
brincaran aquí:
"¿No querías comodidad,
ahora sabes dónde está?".

ANA AJMÁTOVA


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