En vez de rosas funerarias traje esto para ti,
en vez del mecido incienso.
Tú viviste severo y llegaste hasta el fin
con admirable desprecio.
Bebiste vino, bromeaste tal ninguno
y en las sofocantes paredes te asfixiabas,
dejabas entrar al huésped inoportuno
y con éll cara a cara te quedabas.
Y no existes y todo se calla,
sobre tu vida afligida, ideal,
sólo tal una flauta mi voz se halla
sobre tu silencioso funeral.
Quién se atreve a creer que yo alocada,
yo plañidera de los días perdidos,
yo tizón en llama demorada,
de todo extraviada, toda olvido,
tengo que recordar aquél de fuerza lleno
y claros proyectos, quien voluntad tenía,
el que ayer conmigo hablaba sereno
disimulando el sufrir de agonía."
ANA AJMÁTOVA
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